lunes, 14 de marzo de 2011

Heroínas en la Casa de las Alhajas

La Fundación Thyssen y Caja Madrid tienen una larga historia de cooperación en exposiciones de arte. Habitualmente se desarrolla un tema entre ambas y se mantiene una política común en catálogo, información en Internet y actividades paralelas. Las exposiciones además de su extraordinaria calidad (obras y autores de máximo nivel, comodidad en la contemplación de las obras, edición de materiales auxiliares, documentación en la red, creación de una corriente de opinión en los medios) se basan en un planteamiento creativo. A veces se destaca en paralelismo entre dos artistas (e.g. Sargent y Sorolla), a veces se desarrolla un concepto (e.g. el espejo y la máscara), a veces se habla de la influencia de un artista (e.g. Monet y la abstracción) y  a veces se destaca un aspecto del amplio tronco de la reacción artística (e.g. Mimesis). Ver el listado de exposiciones realizadas es como ver una colección de monografías creativas, inteligentes y técnicamente perfectas. 

Pero es que además cuando se asiste a ellas siempre se encuentra junto a autores y obras muy conocidos y reconocidos obras menos conocidas que abren nuevos horizontes; recuerdo el autorretrato de Gauguin en el desván de la casa danesa antes de marchar definitivamente a Paris, algún paisaje de Nicolas de Stael o algún maravilloso autorretrato de Stanley Spencer. 

La exposición Heroinas refleja como se comenta en su introducción mujeres fuertes. Y en la casa de las alhajas se dedican a la fortaleza mental (magas, mártires, místicas, lectoras y pintoras). Mujeres con una vida mental paralela a la vida cotidiana. 

Marie Baschkirzeff. En el estudio. Imagen de wiki commons


La comparación de una misma actividad (e.g. la lectura) entre muy diferentes estilos (el ámbito temporal de la exposición cubre varios siglos) muestra diferentes aproximaciones plásticas para representar un objeto similar. 

Adolph Henning. Una joven leyendo. Imagen de wiki commons



La introducción de fotografías o instalaciones como parte del  discurso aumenta todavía más el ámbito de la exposición. 

Como guinda algún guiño figurativo de Matisse o un autorretrato de una Lee Krasner juvenil junto con la emoción que despiden la mayoría de las obras hacen una exposición maravillosa en sentido figurado y también literal: llena de maravillas.


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